1. A la manera de Gioconda:
Dios te hizo hombre para mí.
Te admiro desde lo más profundo
de mi subconsciente
con una admiración extraña y desbordada
que tiene un dobladillo de ternura.
Tus problemas, tus cosas
me intrigan, me interesan
y te observo mientras discurres
y discutes hablando del mundo
y dándole una nueva geografía de palabras
Mi mente esta covada para recibirte,
para pensar tus ideas
y darte a pensar las mías;
te siento, mi compañero, hermoso
juntos somos completos
y nos miramos con orgullo
conociendo nuestras diferencias
sabiéndonos mujer y hombre
y apreciando la disimilitud
de nuestros cuerpos.
Te admiro desde lo más profundo
de mi subconsciente
con una admiración extraña y desbordada
que tiene un dobladillo de ternura.
Tus problemas, tus cosas
me intrigan, me interesan
y te observo mientras discurres
y discutes hablando del mundo
y dándole una nueva geografía de palabras
Mi mente esta covada para recibirte,
para pensar tus ideas
y darte a pensar las mías;
te siento, mi compañero, hermoso
juntos somos completos
y nos miramos con orgullo
conociendo nuestras diferencias
sabiéndonos mujer y hombre
y apreciando la disimilitud
de nuestros cuerpos.
De la mujer al hombre. Gioconda Belli
¿A ver si adivinas, marathoniano, que palabras te van dedicadas? Hoy no te lo he puesto fácil. Un beso de montaña.
2. A la manera de Kamikaze:
Si tú fueses una chinche y yo fuese otra chinche te diría:
Te amo chincheramente.
¿Y a vosotros, cuál os gusta más?
Por supuesto que sí... si eres un poeta.
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