Si estuvieses aquí esperando que llegase a casa, con la bolsa de la compra ecológica, que sí, que me he tenido que comprar otra porque las he olvidado todas en placard... verías que hoy traigo galletas de canela y un Ribera del Duero pero que me he olvidado el pan.
Si estuvieses aquí hoy verías que traigo la ojera hasta el escote, que llego cansada y desecha. Hoy dirías como otras veces has hecho:
- "Vaya, te has peleado con el día y parece no has ganado."
Yo te miraría con una pequeña mueca de disgusto desde el quicio de la puerta de la cocina.
-"No sólo he perdido unas cuantas batallas sino también la guerra..."
Y he empezaría a contarte lo absurdo del mundo, la locura de la gente, lo feo del día, el dolor de las palabras, las provocaciones... "y además me he olvidado el pan y ahora ya todo está cerrado... " Dirías que me tomase un baño... y entre la espuma y el agua caliente te iría contando las tonterías que hoy han derrotado a la nena...
- "¿... pero quién se cree qué es? ... y luego me dice...."
Me enfundaría el albornoz calentito al oler el pan recién hecho... una baguette congelada que ya es baguette a secas, calentita y crujiente... y hoy cenamos pan sólo con Ribera de Duero. El pan a cachitos cortados con la mano y el Ribera en las copas buenas como tiene que ser, sentados con los pies colgando en la mesa de la cocina. Y tú volverías a preguntar para estar seguro:
-"Así que te has peleado con el día hoy y... ¿no has ganado?"
- "Bueno - te contestaría ya sonriendo- he perdido unas cuantas batallas pero creo que he ganado la guerra".
Y nos iríamos a la cama. Primero a cambiar las sábanas por unas más blancas, más limpias y luego a meternos dentro y darle al mando para que sonase una de las nuestras que antes eran de los Aerosmith pero que ahora son nuestras por derecho propio.
Y me acurrucaría a tu lado con el pelo todavía mojado extendido por la almohada. Tu calor me calmaría ya. Y tú recorrerías mi cuerpo con tus palabras y tus susurros con esas eses imposibles en un hombre ...
-"Tus ojos, tus labios y este lunar, y el hueco de tu cuello, y tus clavículas desiguales y tus hombros redonditos y estos dedos y tu pecho y tus pezones de chiquilla y el hueco entre tu pecho y tu fresa encima del corazón y tu ombligo y estos pelos de la barriga (oups... me he olvidado de depilarme!) y tu vientre, y la línea que te divide y tus muslos y el hueco de detrás de tu rodilla y el nacimiento de los dedos de tus pies y otra vez a tus líneas y a tus costillas y a tu línea otra vez..."
Y tu mano que se iría a recorrer el camino que marcaron tus palabras y tu boca que sigue a tu mano... y la nena que triunfa.
-"Así que, te has peleado con el día hoy- dices- y ¿no has ganado?"
- "Qué tonto eres, ja ja ja ja ja hoy he ganado todas las batallas y todas las guerras, ni siquiera me he peleado con el día... mira que eres tontorrón, pero si hoy ha sido un día perfecto!"
jajaja, el amor cura todas las heridas.
ResponderEliminarY te pone la piel bonita y te hace más guapa. Ah que sí, Julio. Y sobre todo te hace sentir genial. Saludos.
ResponderEliminarNo es como se empieza, si no como se acaba... ;)
ResponderEliminarYa ves, Fer, unas cuantas palabritas jajajaja y un día que termina bien. ;-)
ResponderEliminarA veces con un abrazo y una sonrisa también vale, no?
Antes que nada gracias por pasarte por mi blog, comentar y quedarte. Me gusta muchoel tuyo, también me quedo.
ResponderEliminarun saludo
Gracias por quedarte :-)
ResponderEliminarUn saludo Yo.
Mmmm...no sé si ha sido el Ribera del Duero, el baño de espuma y agua caliente, o la entrada en sí lo que me ha hecho recordar y sonreír. Sí, ha sido el texto al completo. Me ha gustado, y mucho.
ResponderEliminar:)
El día no es como empieza sino como acaba... y los chicos, a veces, nos hacen terminar el día como reinas.
ResponderEliminarMe gusta que te haya gustado.