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Goku, Bolas del Dragón, 1986 de Akira Toriyama (creo) |
Pensé que me iba a curar con paracetamol. Pero no. Eso no le gustaba. Me dijo:
- "Yo no te doy. Tendrás que cogerlo tú ... "-me dijo tendiéndome la caja.
Después de aquello considero el Paracetamol como una especie de veneno, sobre todo al tacto.... Aquel día sólo era una resaca sencilla. Gin-tonic.
No, no me curó con Paracetamol. Sino con tiritas y amor. Era un tío normal.
En realidad, llevaba un paquete de tiritas en el bolsillo de atrás de su vaquero. Las fue usando con todos los rasguños que me había hecho al rozarme con zarzas varias del camino.
Me las curó una a una. Primero las de fuera y luego las de dentro. Después me frotó y me dio brillo. Y me dejó reluciente y como nueva.
No eran unas tiritas monas... ni tan siquiera de esos compeed tan, tan insuperables... No. Eran tiritas normales y él era un tio normal... solo que por las tardes se dedicaba a curar a mujeres heridas.
Quizás no sea tan normal. Quizás sea el superhéroe de las tiritas.
Ahora yo voy por ahí fuerte y decidida y brillo más que un árbol de navidad.
A cambio, normalmente, yo le doy dolor de cabeza o de cuello, según el día.
La vida no es justa.